lunes, 12 de enero de 2009

divagando

Sin haberme arrojado en palabreríos
atrapado ya estaba en mis anhelos


Hablando de revoluciones, y quizás por accidente, entendí la necesidad de la comunicación; Ese inevitable lazo que sujeta ideas en palabras que se dicen, y no las deja ir para que seamos presa y manipuladores de nuestras conciencias.
Aquella comunicación tan necesaria e indiscutible que descansa en cada manifestación de nosotros, como seres sociales.

Conociendo la relevancia del canal comunicativo, podemos plantear un diagnóstico social; Por ejemplo mediante la ausencia de comunicación (real, eficiente, etc) como un sintóma patológico; y tratando de anexar estas apreciaciones a un objetivo claro, ya sea en un plano politico partidario quizás parcial, o aun más en un plano (mas bien revolucionario) general, es visible la necesidad de un canal comunicativo claro y útil.

Se puede percibir en estos tiempos, como, todo objetivo es particular y encarnado dentro de la peor concepción del "triunfo". Cuan alejados de la sociedad como herramienta de lucha.
Hoy todo proyecto socio-político, indiferentemente de la orientación y el método tiene fecha de inicio y concreción mas allá de resultados y el sentido común.
El largo plazo, en su mejor sentido, es dejado de lado por aquél idilio entre lo rápido, lo necesario, y las personas.
Aclarando que hablo del predominio de los tiempos por sobre los resultados y los objetivos mas necesarios. Es decir; hoy es preferible plantear pequeñas metas e incluso dejar por hacer aquellas cosas verdaderamente imprescindibles, porque se supone que todo se puede y debe hacer de un día para otro. Pero no hay que confundirse, una cosa es que algo sea imperativo y necesario, y otra cosa es que para realizar dicho objetivo correctamente se pueda contar con el menor tiempo conveniente.
La iniciación de un cambio cuya concreción no seamos dichosos de ver no es hoy día una alternativa posible. Y pareciera que los cambios viven en las personas, y no son las personas partícipes de un cambio más grande que sí mismas.

Las decisiones socio-políticas devinieron en trofeos partidarios, dejando de actuar como instrumentaciones en pos de un objetivo (que a su vez responda a una convicción o ideal).

De alguna manera se pueden relacionar dos temáticas como la comunicación y los proyectos de cambio sustanciales y revolucionarios, apreciando un poco esta dicotomia: pertenencia al cambio y generación de cambios exclusivamente en un marco individualista.

Es decir, de alguna manera la comunicación nutre una genesis de pensamiento y conocimiento sustentable, medianamente estable (sin dejar de ser dialectica y revolucionaria), y claramente necesaria para concretar objetivos a largo plazo, a nivel general y social; encarnados por el colectivo sin dejar de lado las vicisitudes personales, pero con un claro sentido grupal.
Quizás cuando esta comunicación es lúcida y acompaña una meta, permite que aquel sentido egoista de cambiar determinadas cosas se esfume en algo mas importante que la vacía individualidad.

Que así la muerte se lo mas natural posible,...un acontecimiento más; y no aquél limite para realizarnos exclusivamente como individuos.

Cuando pertenecemos a algo más amplio que nosotros mismos, vivimos el cambio y morimos confiando la utopía a quienes continuan; pero cuando el sentido social o grupal del cambio se pierde, la muerte es el limite y el fin de nuestra revolución individual, poniendo la cuenta nuevamente en 0 (cero).

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merci beaucoup á la mystique de la musique

merci